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Política Internacional

Xi exhibe poder en Pekín junto a Putin y Kim en un desfile que desafía a Occidente

La presencia de Vladimir Putin y Kim Jong Un se convierte en símbolo de resistencia.


Beijing se transformó en escaparate de poder y ambición geopolítica. En el corazón de Tiananmen, el presidente Xi Jinping presidió un desfile militar de dimensiones inéditas, convocado para conmemorar los 80 años de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Fue un acto diseñado para proyectar fuerza, realinear alianzas y desafiar el statu quo global.

Este desfile no solo desplegó misiles hipersónicos, drones submarinos avanzados y armamento robótico de última generación, sino que también reunió por primera vez en pública sintonía a Xi, Vladimir Putin y Kim Jong Un. Su presencia conjunta se convierte en símbolo de resistencia frente a Occidente y anuncio de nuevos ejes estratégicos.

Desde el podio, Xi lanzó una advertencia clara: “La humanidad está en una encrucijada, entre la paz y la guerra, el diálogo o la confrontación, lo ganar-ganar o el juego de suma cero.” Sus palabras resonaron ante decenas de miles de espectadores, mientras en el cielo se desplegaban banderolas y aviones en formación que liberaron 80 000 palomas como gesto simbólico.

La estrategia es evidente: presentarse como contrapeso a la hegemonía occidental. En plena guerra de Ucrania y con Corea del Norte bajo sospecha nuclear, la presencia de Putin y Kim dotó al acto de una carga política histórica. El desfile refuerza la narrativa china de un orden global emergente, más igualitario y menos centrado en Estados Unidos.

El desfile también fue un escenario diplomático. Kim Jong Un aprovechó la ocasión para prometer su apoyo irrestricto a Rusia en el conflicto de Ucrania, encapsulando un paso vital en su estrategia de legitimación internacional.

Mientras tanto, un incidente ocurrido tras bambalinas captado por un micrófono abierto agregó una dimensión intrigante al evento: Putin intercambió comentarios con Xi sobre órganos humanos y la posibilidad de prolongar la vida hasta los 150 años, una escena que rozó lo surrealista frente a la solemnidad castrense.

Este desfile se lee como una escritura directa en la pared geopolítica. No es solo una demostración de poder o un tributo histórico; es un aviso de que el tablero global está cambiando. Frente a nosotros, se alzan figuras que buscan redefinir las reglas del orden internacional.

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