En un giro dramático que redefine el papel de Estados Unidos en la región, el pasado 2 de septiembre de 2025, fuerzas militares estadounidenses ejecutaron un ataque contra una embarcación en aguas internacionales del sur del Caribe, acusada de transportar drogas provenientes de Venezuela. El objetivo: miembros del Tren de Aragua, catalogado por Washington como una organización terrorista. Once personas perecieron en el acto.
Desde la Casa Blanca, el presidente Donald Trump compartió imágenes del impacto de un dron y declaró que la lancha estaba “cargada con grandes cantidades de droga” con destino a EE.UU. Anunció que esta acción forma parte de una campaña que continuará. El secretario de Estado, Marco Rubio, y el jefe de Defensa, Pete Hegseth, respaldaron la operación y advirtieron que vendrán más intervenciones similares.
Reforzando quejas sobre la legitimidad del ataque, Venezuela cuestionó la autenticidad del video, sugiriendo que pudo haber sido manipulado mediante inteligencia artificial. Paralelamente, el gobierno venezolano criticó el despliegue militar estadounidense, que incluye un destacamento considerable de barcos y submarinos en el Caribe, y exigió respeto por la soberanía regional.
En Latinoamérica, la repercusión fue inmediata. Gobiernos y expertos alertaron que este tipo de acción, más allá del combate al crimen organizado, resquebraja normas internacionales y abre una vía peligrosa hacia la intervención militar. Las críticas dejaron claro que, a menudo, esas emergencias justificadas por la seguridad se terminan traduciendo en políticas de fuerza y diplomacia coercitiva.
Este episodio resuena con fuerza —como advertencia y como llamada de alerta— para América Latina. La militarización de la lucha antidrogas puede erosionar la soberanía, tensionar vecindades y polarizar un continente donde la cooperación y el respeto mutuo son esenciales. En esta hora clave, la región no puede dejar pasar de largo estas señales: lo que ocurre en el Caribe puede convertirse, en un abrir y cerrar de ojos, en una nueva y peligrosa tendencia hemisférica.
