Tulum, el destino que parecía destinado a un crecimiento inmobiliario infinito, enfrenta hoy el rigor del mercado. La construcción masiva de vivienda durante la pandemia ha desembocado en una sobreoferta sin precedentes, con más de 10,000 unidades en reventa y una caída de hasta 35% en ventas de vivienda nueva desde 2023.
Durante 2020 y 2021, la pandemia transformó a Tulum en el sitio predilecto para inversionistas globales. Surgieron más de 400 desarrollos inmobiliarios verticales, muchos lanzados en preventa, sin estructura urbana consolidada ni demanda sostenible. Hoy, esa marea se ha revertido. La caída prolongada en nuevos compradores y la saturación han provocado un ciclo de reventas donde antiguos inversores intentan rescatar su capital.
El impacto ha sido brutal en el mercado de renta vacacional: la ocupación promedio roza apenas el 50%, con descuentos de hasta 30% en plataformas como Airbnb. Además, se registran caídas de hasta 40% en la demanda, según la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI). Aunque la demanda se ha desplomado, el valor del suelo en zonas consolidadas —especialmente desarrollos de lujo— sigue al alza. Sin embargo, el precio por paquete ofertado en reventa está cayendo, generando guerras de precios y cancelación de nuevos proyectos. El boom no solo añadió unidades al mercado. Bloomberg identificó un lado oscuro: proyectos inconclusos, desarrolladores en bancarrota o desaparecidos, y hasta dos muertes vinculadas a fraudes inmobiliarios.
La oferta excesiva también ha generado falta de servicios públicos básicos, presionando a la infraestructura local y deteriorando la experiencia de residentes y visitantes. El panorama no es solo adverso. Desde 2024 se inauguraron el Aeropuerto Internacional de Tulum y la estación del Tren Maya, proyectos que prometen reactivar el mercado a mediano plazo. Expertos de AMPI señalan que estos avances podrían marcar una transición hacia un desarrollo ordenado —menos especulativo, más sustentable— si se aprovechan con visión estratégica.
El frenazo del boom inmobiliario en Tulum es una radiografía de los extremos: de la euforia especulativa a los estragos de una sobreoferta sin regulación. Hoy, la ciudad enfrenta un desafío estructural que exige combinar infraestructura, regulación urbana y visión sostenible. El escenario está claro: el sol volverá a brillar en Tulum, pero solo si se construye con prudencia, servicio adecuado y respeto por su esencia natural. En caso contrario, podría surgir otro fantasma: un desarrollo insostenible que no encuentra redención.
