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Entretenimiento América Latina

Bad Bunny liderará el halftime show del Super Bowl LX

El artista puertorriqueño lleva la música urbana latina al escenario más grande del entretenimiento.


Bad Bunny será el encargado de adornar con sus ritmos la mitad del espectáculo más visto de la televisión estadounidense: actuará como cabeza de cartel en el show de medio tiempo del Super Bowl LX, que se celebrará el 8 de febrero de 2026 en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California. 

El anuncio no fue casual ni tardío: la NFL, Apple Music y Roc Nation lo hicieron oficial durante un partido de Sunday Night Football, confirmando lo que muchos ya veían venir: que Bad Bunny —Benito Antonio Martínez Ocasio— llegaría al escenario más importante del entretenimiento con la fuerza artística y simbólica que lo caracteriza.

Para el artista puertorriqueño, este es un momento de reivindicación, un acto de visibilidad cultural. Él mismo lo expresó: “lo que siento va más allá de mí — esto es para mi gente, para nuestra cultura y nuestra historia”. Esa frase está cargada de peso simbólico: detrás está un legado latino que resuena con millones de voces que miran hacia ese gran escenario como un hito colectivo.

A lo largo de su carrera, Bad Bunny ha roto expectativas: ha logrado que un álbum íntegramente en español se coloque en la cima de listas dominadas históricamente por el mercado anglosajón; ha puesto el reguetón, el trap latino y el urbano en el mapa global con impronta propia. Ahora, tocar el Super Bowl significa consolidar esa ruta. Y no es un reto menor: el show de medio tiempo tiene una audiencia estimada de más de cien millones de personas en Estados Unidos, además de un efecto arrastre global. El antecesor inmediato —Kendrick Lamar en 2025— estableció récords de audiencia y expectación.

Su participación es además una decisión estratégica: según fuentes, Bad Bunny ha rechazado presentarse en Estados Unidos durante gran parte de su gira —una postura ligada también al contexto político y a su identidad latinoamericana—, pero reservó esta fecha como excepción simbólica. Su presencia en el show no será solo un concierto, sino un mensaje: de dignidad cultural, de presencia latina y de elevar su voz en un evento que ha sido punto de debates sobre género, raza, poder y espectáculo.

Es inevitable que, cuando llegue el día, su actuación quede convertido en hito. Niños puertorriqueños, fanáticos del universo urbano o espectadores que apenas descubren al artista, todos estarán pendientes. El desafío ahora es mayor: no se trata sólo de cantar hits con producción espectacular, sino de que esa noche su música y su historia ocupen un lugar simbólico en la memoria colectiva del espectáculo mundial.

Este momento lo coloca (otra vez) en el centro del escenario global. Y no solo como artista: como puente entre culturas, como exponente plural y como ejemplo de que, en la música y en el poder simbólico, el idioma y el origen ya no marcan frontera. Bad Bunny no llega al Super Bowl como invitado: lo hace con autoridad.

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