Meta Platforms ha anunciado un recorte de aproximadamente 600 puestos en su unidad de inteligencia artificial (IA). Estas reducciones afectan equipos clave como Facebook Artificial Intelligence Research (FAIR), los grupos de productos de IA y el área de infraestructura de IA, mientras la nueva división TBD Lab queda aparentemente excluida de los despidos.
La justificación oficial señala una razón estratégica: simplificar la toma de decisiones y aumentar el impacto individual de cada rol en el desarrollo de IA. Esta decisión se produce apenas meses después de que Meta anunciara una masiva ronda de contratación para reforzar su apuesta por la IA, lo que pone de manifiesto una transición abrupta de expansión a contención.
En el contexto de mercado, la noticia llega en un momento de alto riesgo: la firma consiguió recientemente un financiamiento récord de US$ 27.000 millones con Blue Owl Capital para un nuevo centro de datos destinado a soportar sus ambiciones de “superinteligencia”. No obstante, el recorte de personal evidencia que incluso los gigantes tecnológicos se enfrentan a la realidad de que “más inversión” no es sinónimo automático de “más resultados”.
Para los empleados afectados, la empresa les ofrece la posibilidad de aplicar a otras vacantes internas, lo que apunta a una reubicación más que a un despido masivo de modo tradicional. Pero el efecto simbólico es profundo: se envía un mensaje no sólo al mercado sino al ecosistema tecnológico en su conjunto sobre los límites de la carrera por la IA.
La lección principal es que la exuberancia del pasado año —contrataciones aceleradas, salarios estratosféricos para ingenieros de IA y valoraciones que rozaban lo especulativo— empieza a ser contrarrestada por “eficiencia”, “foco” y “reducción de capas”. Esto puede interpretarse como la fase de ajuste tras el gran impulso, o como el anuncio de que la era de crecimiento desenfrenado en IA entra en un nuevo ciclo.
El impacto va más allá de la empresa: la industria ya mira con lupa. ¿Qué significan estos recortes para la competencia en IA? ¿Para la retención de talento de alto nivel? ¿Para el ritmo de avances en modelos de lenguaje, visión artificial o sistemas generativos? Si Meta, con recursos colosales, empieza a dar marcha atrás, el panorama global de IA podría experimentar un frenazo.
En resumen, Meta no sólo recorta personal: redefine su estrategia. Y en el tablero global de la tecnología, ese movimiento podría marcar tanto el cierre de una era de “contratemos todo y ya veremos” como el inicio de una fase más medida, donde la innovación y la rentabilidad tendrán que caminar con pies más firmes.