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Las autoridades locales en Francia han implementado toques de queda nocturnos para menores de edad como respuesta a la creciente violencia ligada al tráfico de drogas. Ciudades como Nîmes, Béziers y Limoges han adoptado estas restricciones, reflejando el impacto social de las mafias juveniles.
En Nîmes, los menores de 16 años no pueden estar en la vía pública entre las 21:00 y la medianoche, y se han reforzado los patrullajes para protegerlos del reclutamiento criminal. Béziers y Limoges han implementado toques de queda durante los fines de semana en zonas específicas; en Limoges, estas medidas no lograron frenar a grupos que usaron cohetes para agredir a la policía.
En el último mes se han registrado varios tiroteos, incluyendo uno mortal a plena luz del día en Nîmes. Además, el cuerpo de un joven de 19 años fue hallado parcialmente quemado en las afueras de esa ciudad. Las autoridades locales describen la situación como de "terror" y un clima de inseguridad constante.
Los toques de queda buscan proteger a los menores de quedar atrapados en enfrentamientos o ser utilizados por redes criminales, y desactivar tensiones nocturnas en zonas vulnerables. Sin embargo, su eficacia es incierta. Limoges ha reportado incidentes incluso bajo toque de queda, y expertos advierten que sin políticas integrales, estas medidas pueden ser simbólicas y no abordar la raíz del problema, como la exclusión social, la falta de oportunidades y la ausencia de rutas de reinserción juvenil.
Francia se enfrenta a un dilema: proteger a los menores en medio de una crisis de violencia por drogas, utilizando una herramienta de control más propia de contextos militares que civiles. Mientras persista el tráfico y la insostenibilidad urbana, medidas como el toque de queda exponen la tensión entre seguridad pública y derechos comunitarios. Detener el crimen no debe significar encerrar a los niños. La clave, según analistas, es acompañar estas acciones con educación, empleo, diálogo familiar y reconstrucción social. Sin ello, se estarían aplicando parches a una herida que requiere una cirugía profunda.
