Cuando Jon Birger publicó Date-onomics en 2015, reveló que el amor, especialmente en el mundo heterosexual, no es solo química, sino también matemáticas. Basándose en datos demográficos y estudios sociológicos, argumentó que la escasez de hombres universitarios frente a la creciente población femenina profesional estaba redefiniendo el mercado de las citas. Diez años después, este análisis sigue siendo relevante y se ha intensificado con las aplicaciones de citas, el estancamiento económico y los cambios culturales.
La tesis central del libro es que en muchas ciudades de Estados Unidos y otras regiones desarrolladas, hay una desproporción numérica entre mujeres y hombres con educación superior. Esto crea un mercado de citas desequilibrado donde las mujeres enfrentan más competencia para encontrar parejas compatibles, mientras los hombres educados tienen ventaja. Birger señaló que las mujeres superan a los hombres en tasas de graduación universitaria, lo que genera un exceso de oferta femenina en círculos de citas profesionales. Los hombres, conscientes de su ventaja, tienden a retrasar el compromiso, mientras que las mujeres enfrentan presiones sociales y biológicas que aumentan su urgencia.
Desde entonces, el desequilibrio romántico se ha amplificado. En EE. UU., por cada 100 hombres que se gradúan, lo hacen más de 130 mujeres, una tendencia similar en América Latina. Las aplicaciones de citas han exacerbado la selección hipergámica, donde las mujeres buscan parejas con igual o mayor estatus, reduciendo aún más las opciones. Esto ha llevado al fenómeno de los "incels", hombres que se sienten excluidos y desarrollan discursos misóginos. Además, muchas mujeres jóvenes han redefinido sus prioridades, enfocándose en la independencia y proyectos personales.
La lógica de Birger sigue vigente, aunque con matices. La digitalización ha multiplicado las opciones, pero también la superficialidad. Las nuevas generaciones valoran el bienestar emocional tanto como la estabilidad económica, y los discursos de género, diversidad sexual y salud mental han matizado el concepto de "éxito" en pareja. El amor hoy se disputa en múltiples frentes: algoritmos, clases sociales, ideologías políticas y proyectos de vida.
Una actualización de Date-onomics necesitaría incluir nuevas variables como el impacto de la pandemia en la soledad, el auge del poliamor, la maternidad tardía, la disolución del modelo de pareja tradicional, el peso creciente de la clase social y cómo la inteligencia artificial, los "deepfakes" y la economía de los influencers están redefiniendo la atracción.
Date-onomics fue una advertencia y un espejo estadístico de nuestras decisiones amorosas. Diez años después, sigue siendo una herramienta crucial para entender por qué el amor, en la era digital, puede sentirse más esquivo que nunca. El desafío es navegar un mercado sentimental saturado de expectativas, desigualdades y algoritmos, sin perder de vista que, al final, cada dato esconde una historia humana.