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En un momento decisivo para su futuro digital, México ha anunciado una ambiciosa iniciativa para desarrollar su propio “lenguaje de inteligencia artificial”, en asociación con la multinacional tecnológica NVIDIA. Este movimiento estratégico, presentado como parte del foro internacional México IA+ (Inversión Acelerada), busca consolidar al país como un protagonista de la innovación en América Latina.
Según el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, esta apuesta tecnológica es el equivalente al alfabeto moderno: dominar la IA será clave para no quedarse relegado en la nueva era económica global . La visión no se limita a un discurso inspiracional; contempla una infraestructura sólida: centros de datos, laboratorios de innovación y un modelo de lenguaje que incorpore no solo el español mexicano, sino también elementos de la riqueza cultural e histórica del país.
La alianza pública-privada se fortalece con el respaldo de NVIDIA, que aportará su tecnología de punta, capacitación especializada y apoyo a universidades como UNAM y el Tec de Monterrey para formar talento local . El objetivo es claro: que México deje de ser consumidor de tecnología y comience a diseñarla.
La ambición va más allá del ámbito académico. El plan aspira a beneficiar a más de cinco millones de estudiantes universitarios y unidades económicas, con resultados tangibles en apenas dos años. Asimismo, la construcción de la infraestructura necesaria —como centros de datos— representa una inversión estimada hasta en 9,200 millones de dólares, con un impacto económico indirecto proyectado en hasta 27,000 millones.
En un contexto global donde gigantes como OpenAI, Google y Microsoft dominan el ecosistema de modelos de lenguaje, México apuesta por su soberanía tecnológica. Con proyectos como LatamGPT (desarrollado desde Chile con participación mexicana), el país busca posicionarse como un actor regional capaz de aportar voz, sensibilidad y autonomía tecnológica.
Este proyecto no es solo una iniciativa más del Plan México; es una declaración de intenciones. Frente a la carrera global por la supremacía tecnológica, México pretende construir su futuro con palabras propias, estructuras propias y, sobre todo, con talento nacional. El desafío tiene todos los ingredientes para transformarse en un parteaguas: ambición, estrategia, cooperación y visión de soberanía tecnológica.