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Política América Latina

Miguel Uribe Londoño: del duelo a la contienda presidencial en Colombia

Padre del asesinado senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, fue presentado este viernes como nuevo aspirante del Centro Democrático de cara a las elecciones de 2026.


Colombia se adentra en un capítulo político tan inesperado como cargado de simbolismo. Miguel Uribe Londoño, padre del asesinado senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, fue presentado este viernes como nuevo aspirante del Centro Democrático de cara a las elecciones de 2026. La decisión, comunicada por el propio partido, refleja la continuidad de un legado político atravesado por la tragedia y la violencia que han marcado a la familia Uribe Turbay durante décadas.

El anuncio ocurre apenas días después del sepelio de Uribe Turbay, víctima de un atentado en Bogotá el 7 de junio y que falleció el 11 de agosto tras semanas de lucha por su vida. Su muerte, un duro golpe para el uribismo, dejó vacante la figura de un dirigente joven que se perfilaba como uno de los principales críticos del gobierno de Gustavo Petro y como una carta fuerte de la oposición. Ante la ausencia de ese liderazgo, la familia resolvió por unanimidad que fuera el propio padre quien asumiera la responsabilidad política, gesto que el Centro Democrático refrendó al integrarlo oficialmente a la lista de precandidatos.

El proceso para escoger al candidato de esa colectividad incluye una encuesta internacional entre diciembre de este año y enero de 2026, de la cual saldrá un nombre que posteriormente se medirá en una consulta el 8 de marzo, en busca de una unidad democrática más amplia. Junto a Miguel Uribe Londoño competirán Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Paola Holguín y Andrés Guerra, referentes de la línea más dura y tradicional del uribismo.

La historia de Uribe Londoño está marcada por pérdidas que trascienden lo personal para volverse símbolo de la violencia que ha azotado a Colombia. En el funeral de su hijo recordó el día en que, hace 34 años, despidió a su esposa Diana Turbay, asesinada en un intento de rescate tras medio año de secuestro a manos del cartel de Medellín. En un discurso cargado de dolor y determinación, el ahora precandidato señaló que la misma violencia que le arrebató a su esposa le quitaba también a su hijo, dejando huérfano a su nieto de apenas cuatro años.

Con voz firme, Uribe Londoño reclamó justicia y lanzó un mensaje de confrontación directa contra quienes considera responsables de perpetuar la guerra interna. “Esta guerra tiene culpables y responsables, lo sabemos. No tenemos ninguna duda de dónde viene la violencia, quién la promueve y quién la permite. Tenemos que plantar cara a esto y decir: no más, no más, no más”, expresó en la catedral durante la misa.

El ingreso de Miguel Uribe Londoño a la contienda presidencial no es solo un movimiento político: es la encarnación de una narrativa familiar en la que la tragedia y la política se entrelazan de forma dolorosa y persistente. Para el Centro Democrático, representa la continuidad de un liderazgo truncado por la violencia. Para el país, abre una página en la que el duelo personal se convierte en plataforma política, y en la que la demanda de justicia se funde con la aspiración de poder.

En la carrera hacia 2026, el apellido Uribe vuelve a ocupar el centro del tablero colombiano, pero esta vez desde la herida abierta de un padre que carga con la memoria de dos pérdidas irreparables y con la convicción de transformar ese dolor en bandera política.

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