En la tarde del 7 de septiembre de 2025, Carlos Alcaraz reafirmó su reinado con una actuación magistral en la final del US Open. Frente a Jannik Sinner, una figura que ha definido esta era del tenis, el joven español se erigió con un triunfo rotundo por 6-2, 3-6, 6-1, 6-4, conquistando su segundo título en Flushing Meadows y su sexto Grand Slam.
Lejos de la tensión de encuentros anteriores, Alcaraz impuso una superioridad clara: desplegó el doble de winners y quebró el servicio de Sinner en cinco ocasiones. Con un juego más preciso y efectivo, cerró el choque en menos de tres horas, sin ceder un solo set en toda la competencia.
La derrota también marcó el fin del reinado de Sinner como número uno mundial; Alcaraz regresó a la cima del ranking ATP tras 65 semanas de ausencia. Para el italiano, fue un balance extraordinario: cuatro finales de Grand Slam en un año, dos títulos —el Australian Open y Wimbledon— y una consistencia que lo ubica entre los grandes de su generación.
El choque, el tercero entre Alcaraz y Sinner en finales de Grand Slam este año, no solo añadió otro capítulo a su rivalidad, sino consolidó su estatus como la dupla más dominante del tenis contemporáneo. La vitrina de Flushing Meadows, por su parte, cobijó una final de alto voltaje global: entre los 24 000 espectadores se contó la presencia del expresidente Donald Trump, una anomalía que generó retrasos y elevaron la tensión cotidiana de un torneo estelar.
Este triunfo de Alcaraz se lee como una consagración estival y el umbral de una era en la que el talento más joven no solo brilla, sino que redefine el poder. El tenis ya tiene una nueva voz: decidida, sin fisuras y lista para dominar por años.