La revolución de las citas digitales está en plena metamorfosis. Desde su retorno como directora ejecutiva de Bumble en marzo de 2025, Whitney Wolfe Herd no se conforma con revolucionar las reglas del cortejo: ahora apuesta por reinventar el corazón mismo del encuentro romántico, desde una plataforma puesta al servicio de la inteligencia emocional.
En un movimiento audaz cuyo desarrollo mantuvo bajo reserva, Wolfe Herd lidera el diseño de una nueva aplicación respaldada por inteligencia artificial que vaya más allá del gesto superficial del “swipe”: un algoritmo capaz de conocerte más que tú mismo, moldeado por teorías psicológicas profundas como la del apego. Se trata de un sistema pensado con psicólogos y consejeros de pareja, destinado a trascender lo visual para explorar heridas pasadas, patrones relacionales y preferencias a menudo difusas, en busca de “el matchmaker más inteligente del mundo”.
Este salto no es una moda tecnológica. En un sector en donde el paso por las apps parece tan efímero como un “me gusta”, y el éxito se ha medido por la duración del usuario más que por la calidad del vínculo, Wolfe Herd propone una reorientación radical: crear conexiones que duren, en vez de buscar volumen de interacciones. Y lo hace tras liderar una reestructuración que incluyó el recorte del 30 % de la plantilla, como parte de una estrategia de eficiencia en medio de declive de ingresos y usuarios.
La nueva app no sustituirá a Bumble; buscará perfeccionar, no reemplazar. Y llegará gradualmente: los primeros ensayos llegan este otoño en versión beta cerrada. Paralelamente, la empresa refuerza su apuesta por ampliar su rol social más allá de las citas románticas: la versión renovada de Bumble BFF, enfocada en amistades reales y comunidades activas, se lanzará este mes, integrando la plataforma Geneva tras su adquisición.
Esta propuesta representa algo más que una tendencia tecnológica: es un llamado a repensar cómo nos conectamos en un mundo cada vez más mediado por algoritmos. Más allá del algoritmo, se trata de restaurar esa chispa humana que hoy muchas veces se esconde bajo fotos, descripciones o filtros de distancia.
Wolfe Herd no solo rediseña el amor digital: propone devolverle autenticidad, abordando datos emocionales profundos. En una era donde la inmediatez complica el alma de los vínculos reales, su apuesta es un pulso a favor del vínculo bien pensado, de la cercanía bien construida.
