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Entre ovaciones y polémicas, los Emmy celebran a “Adolescencia” y despiden a Colbert

La gran triunfadora fue Adolescencia, un drama psicológico convertido en fenómeno cultural que arrasó con seis estatuillas.


La edición 77 de los Premios Emmy será recordada como la noche en que la televisión consagró a una nueva generación de talento y reafirmó su capacidad de impactar con historias que trascienden la pantalla. La gran triunfadora fue Adolescencia, un drama psicológico convertido en fenómeno cultural que arrasó con seis estatuillas, consolidándose como la serie más laureada de la gala. La crítica ya la había descrito como “lo más cercano a la perfección televisiva en décadas”, y los votantes de la Academia lo confirmaron con una avalancha de reconocimientos que la situaron en el centro del firmamento audiovisual.

El momento más simbólico de la noche lo protagonizó Owen Cooper, de apenas 15 años, quien al recibir el premio como mejor actor de reparto se convirtió en el intérprete más joven en alzar un Emmy en la historia. Entre lágrimas contenidas y la ovación de un público puesto de pie, Cooper agradeció a su familia y al equipo de la serie, marcando un hito que quedará en los libros de la televisión. Junto a él brilló Stephen Graham, protagonista y cocreador de Adolescencia, que conquistó los galardones de mejor actor principal y mejor guion para miniserie o película para televisión, este último compartido con Jack Thorne. Su discurso, sobrio y cargado de gratitud, reforzó la percepción de que la serie no solo es un triunfo artístico, sino un espejo generacional.

La otra gran vencedora fue El estudio, miniserie que conquistó cuatro premios con un nombre inesperado en el centro: Seth Rogen. El actor y productor se llevó el Emmy a mejor actor principal en comedia, mejor dirección y mejor guion, este último compartido con Evan Goldberg, Peter Huyck, Alex Gregory y Frida Perez. Su triple reconocimiento confirmó que la comedia televisiva puede alcanzar niveles de sofisticación narrativa sin perder la frescura que conecta con la audiencia.

El resto de la gala dejó espacio para la diversidad de propuestas que hoy sostienen el ecosistema televisivo. The Pitt, Severance y Hacks sumaron más de un premio cada una, recordando que la industria vive un momento de amplitud creativa donde conviven la experimentación, el drama existencial y la sátira mordaz. Pero la sorpresa más cargada de simbolismo vino de la mano de Stephen Colbert, quien tras años de nominaciones infructuosas obtuvo por primera vez el Emmy al mejor programa de entrevistas.

El reconocimiento llega con un sabor agridulce: quedan apenas siete meses para que su programa salga del aire, luego de que CBS anunciara su cancelación por razones financieras. La noticia, difundida poco después de que la cadena llegara a un acuerdo con el gobierno de Donald Trump —blanco habitual de las críticas de Colbert—, despertó sospechas y malestar en la industria. La ovación que recibió al subir al escenario fue más que un aplauso: fue un gesto de resistencia y reconocimiento a un equipo de casi 200 profesionales que han sostenido uno de los programas más influyentes de la última década.

La ceremonia, cargada de emociones y mensajes velados, reafirmó la vigencia de la televisión como campo de batalla cultural. Entre el brillo de las alfombras y la crudeza de los discursos, los Emmy 2025 dejaron claro que las historias que nos conmueven siguen siendo también las que nos definen. Y que, en medio de las transformaciones políticas y económicas, la pantalla chica aún tiene la fuerza de dictar el pulso de una época.

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