La fuerza laboral femenina en Estados Unidos está experimentando una transformación histórica. Nunca antes hubo tantas mujeres solteras trabajando, y su peso económico es ya imposible de ignorar. Según un análisis de Morgan Stanley basado en datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, para 2030 casi la mitad —el 45%— de las mujeres de entre 25 y 44 años en el país estará soltera. Esa cifra no solo rompe récords: redefine patrones de consumo, hábitos de vida y estrategias empresariales.
Hoy, las mujeres trabajadoras aportan más de 7 billones de dólares a la economía estadounidense. Su influencia se siente desde las pasarelas hasta la industria automotriz, pasando por la restauración y el cuidado personal. Firmas como Lululemon y Nike se encuentran bien posicionadas para capitalizar este cambio, incluso en un mercado de moda que sufre el impacto de una población que envejece. El gasto en cosmética y cuidado personal es otro termómetro: marcas como LVMH, propietaria de Sephora, y Ulta Beauty están llamadas a beneficiarse del mayor poder adquisitivo y la inclinación de las solteras a invertir más en sí mismas que sus pares casadas.
Pero no se trata solo de “labial, coches y yoga pants”. Las mujeres, especialmente en hogares de bajos ingresos —más proclives a ser encabezados por mujeres—, destinan hasta un 82% de su presupuesto a necesidades básicas como vivienda, alimentación, transporte, salud y ropa. En este segmento, la vivienda absorbe casi la mitad del gasto, con la comida y el transporte como los siguientes rubros más relevantes. En comparación, los hogares de ingresos medios destinan un 78% de su presupuesto a cubrir lo esencial.
El cambio demográfico también está alterando la restauración y el transporte. El auge de las cadenas de comida rápida de calidad como Chipotle o Starbucks responde a estilos de vida más urbanos y menos ligados a la mesa familiar tradicional. Morgan Stanley proyecta además un incremento notable en la compra de vehículos por parte de mujeres, un mercado hasta ahora dominado por hombres, donde Tesla figura como la gran apuesta.
El trasfondo de esta transformación está en cambios sociales profundos: más mujeres con títulos universitarios, matrimonios cada vez más tardíos y la decisión de retrasar la maternidad. Hoy, 8 de cada 10 mujeres solteras de entre 25 y 54 años trabajan o buscan empleo. Esto obliga a las empresas a replantearse cómo apoyan a su personal, especialmente en un frente clave: el cuidado.
Expertas como Pam Jeffords, socia y líder de diversidad en PwC, advierten que el acceso a guarderías y cuidado de dependientes no puede tratarse como un beneficio opcional, sino como una condición para la empleabilidad. Romper con el estereotipo de una familia “tipo” y ofrecer apoyos que respondan a realidades diversas será crucial para atraer y retener talento.
La economía estadounidense se está reescribiendo, y las mujeres solteras son una de sus narradoras más influyentes. Su creciente poder adquisitivo y su impacto cultural no solo moverán cifras en balances corporativos, sino que redefinirán industrias enteras. Quien no entienda este cambio corre el riesgo de quedarse al margen de una de las fuerzas económicas más dinámicas del siglo XXI.
